La franja verde que colmata la ciudad y cuenta con la parcela objeto de proyecto en uno de sus extremos es uno de los factores determinantes del proyecto.

La edificiación pasa a formar parte de un todo (la naturaleza) y sin ese todo no es nada, por lo que naturaleza y edificación se dan la mano pasando a ser parte fundamental de la propuesta.

No solo se hace una interpretación del entorno natural sino también del urbano. Las edificaciones circundantes son en su mayoría bloques de vivienda residencial colectiva de planta baja más tres o cuatro plantas sobre rasante en los que predomian materiales como el ladrillo cerámico y aplacados de piedra clara en fachada con carpinterías de colores oscuros.

La nueva edificación no se concibe como un elemento icónico dentro del ámbito sino que a través de la continuidad de las alineaciones de la calle, rasantes y perfil edificatorio respeta a sus edificos vecinos.

Sin embargo, no se puede obviar su carácter dotacional, para el barrio de Oñaurre aportando al barrio un lugar público de encuentro para jóvenes. Podría decirse que su fachada sí se convierte en un elemento diferenciador con respecto al resto, siempre desde el respeto y el diálogo con la naturaleza.

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